12/06/2010

Hoy presté atención a un pajarito que caminaba por la vereda. Pegaba saltitos torpes y rápidos, mirando para todos lados. Parecía perdido, o asustado. Observaba a su alrededor con curiosidad y miedo, pegando esos saltitos graciosos.
Entonces el pequeño pajarito se encontró conmigo e inmediatamente desplegó sus alas y levantó vuelo hacia la rama de un árbol, donde pareció más seguro. Que grande habré parecido para ese pájaro indefenso. Qué monstruo le debo haber parecido. A veces me siento así, como un monstruo enorme, pero bruto, sin maldad, como los gigantes. Pero lo cierto es que, muchas veces, también me siento como ese pajarito. Pequeña, indefensa, desconfiada, perdida, asustada, curiosa y sorprendida, viendo el mundo con torpeza y anhelo de encontrar aquella rama en la que por fin me sienta segura.

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